Inicia la ‘lluvia’ de promesas
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Es necesario considerar los antecedentes del candidato que plantea la propuesta y el contexto en el cual se ubican quienes son sus aliados en la lucha por los votos
Durante casi siete semanas, el ambiente de Coahuila estará ocupado fundamentalmente por los múltiples ofrecimientos que los distintos candidatos a cargos de elección popular formularán a fin de conquistar el favor de los ciudadanos en la jornada del primer domingo de junio próximo.
La “guerra” de promesas y ofrecimientos de cambio tendrán un solo propósito: impactar el músculo de la esperanza de los electores, responsable fundamental de que un ciudadano se decante por una opción política o por otra cuando se encuentra frente a la boleta.
Por regla general, los ofrecimientos se nos entregan envueltos en un discurso que pretende dotarlos de verosimilitud, es decir, en una envoltura que busca hacerlos creíbles, aun cuando se trate de empresas complejas o que hubieran sido intentadas –sin éxito– en el pasado.
Combatir eficazmente la corrupción, según parece, constituye el tópico favorito de los candidatos de este proceso y en torno a esta idea se nos están presentando diversas propuestas que buscan conectar con los reclamos más importantes de la comunidad.
Eliminar el fuero, recuperar “el dinero robado al Estado”, sacar del Gobierno a quienes “han traicionado al Estado”, o llevar a la cárcel a los corruptos son algunas de las propuestas que ya se han hecho circular y que los ciudadanos debemos comenzar a analizar.
En general, además de la factibilidad de las propuestas formuladas, es necesario considerar los antecedentes de quien la plantea y el contexto en el cual se ubican quienes son sus aliados en la lucha por los votos.
El candidato o candidata que plantea combatir la corrupción de tal o cual forma, ¿ha hecho algo específico en el pasado en esa misma línea? ¿Ha realizado acciones concretas que permitan considerar que, de llegar al poder, efectivamente va a cumplir sus promesas?
En el caso específico de quienes aspiran a gobernar la entidad, y con la excepción de uno de los candidatos independientes, todos cuentan con experiencia previa en el sector público y es posible por ello verificar sus antecedentes con el propósito de localizar evidencia que permita evaluar la factibilidad de las propuestas.
Y en materia de combate eficaz a la corrupción, realizar dicha verificación es particularmente importante, pues como se ha dicho en múltiples ocasiones, en este rubro lo que hacen falta no son más o mejores leyes, sino voluntad política y reales intenciones de modificar la cultura del servicio público.
Poco sirve para documentar el optimismo, el ver y escuchar a quienes aspiran a gobernarnos realizar apasionadas promesas para ganarle terreno a la corrupción si en su hoja de vida no es posible encontrar datos que permitan creer en la posibilidad de ver convertidas en realidad sus propuestas.
La fórmula de verificación aplica, por supuesto, para todos los demás temas de la agenda pública en los cuales nos encontraremos inmersos durante las próximas semanas.