5 de junio
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Hoy es 5 de junio. Es lunes. Escribí esta columna sólo días antes de las elecciones para gobernador de Coahuila, acalde de Saltillo, mi cuidad, y la elección del Congreso local. En el almuédano de mi grabadora de sonido, suena una recopilación de cantantes de jazz,“Woman Jazz Singer”. La antología es aleatoria y a rajatabla, entre la modernidad y los orígenes, entre lo clásico y lo contemporáneo, entre mis gustos y otros no tanto. Escucho una tonada pegajosa de Melody Gardot, otra de Ella Fitzgerald, no puede faltar la divina Sarah Vaughan; un par de cantantes europeas, creo, Melissa Walker y Fredrika Stahl, entre otras. El jazz me reconforta, me mueve harto. Ya luego, como postre, voy a poner una veterana tonada de Joan Manuel Serrat. Es un disco viejo que tengo, el cual tengo años sin escuchar. Me suena avinagrado, ya no es lo mío. Pero lo voy hacer.
Hoy es 5 de junio. Lunes para ser precisos. Es un día después de las elecciones en Coahuila, Nayarit y, la madre de todas las elecciones antes de las presidenciales el próximo año, el Estado de México. Donde estuvo el granero de votos y dinero. Tierra viva de donde es originario el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto. Mientras los candidatos buscaban votos, la realidad en este México desquiciado era otra. La de siempre. La que bulle y hierve en la selva de asfalto. La realidad que me pega a mí y a usted, señor lector. Reviso y me actualizo en informes, estadísticas, análisis, metas o fracasos en materia de salud, economía, vida social, feminicidios (que no cesan y sí se han incrementado), robos que en Saltillo se han disparado al no haber autoridad municipal alguna (Chilote López Villarreal cayó en tremenda depresión al no ser candidato a gobernador y, si de por sí era abúlico e indolente en su tarea como alcalde, de plano ya se olvidó de todo), muertes por enfermedades silenciosas (diabetes, suicidios por depresión), en fin. Repaso y me actualizo para ofrecerle aquí ideas y reflexiones.
Datos que, imagino, usted ya conoce, pero vale la pena repasarlos. Hace apenas unos días, el influyente presidente del CCE (Consejo Coordinador Empresarial), Juan Pablo Castañón, dijo lo que se sabe hasta el hartazgo: 6 de cada 10 trabajadores mexicanos viven de trabajar en la informalidad. Vamos de acuerdo en combatir este lastre, pero si estos trabajadores entraran legalmente al sistema obrero/patronal, ¿les sería atractivo, cuánto ganarían, solucionarían sus necesidades apremiantes? No. Según datos de la Coparmex, 40.3 por ciento de la población ocupada en México gana apenas de uno a dos salarios mínimos. Traducción: País de jodidos.
Esquina-bajan
Alejandro Ramírez Magaña, del Consejo Mexicano de Negocios, ha dicho que México mantiene niveles de crecimiento que podrían ser mayores si no fuera por la “bajísima productividad”. Y, pues sí, cómo no va a ser así si un obrero, un comerciante no tienen ni para cubrir sus mínimas necesidades, pues menos nutrirse bien y ser “productivos” (el inefable “echarle ganas”) en sus centros laborales para que así, gane el patrón; no él y menos su familia. La explotación, pues. Este es uno de nuestros males y las cifras son las más actuales. La informalidad nos sigue carcomiendo, pero si usted entra de lleno a la formalidad, legalidad, con todos sus registros al día, está condenado al fracaso. Le voy a dar los datos rápidamente.
Según un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), “La opción empresarial en América Latina: ¿Vía de ascenso?” y glosado por Héctor Hernández, dice a la letra lo siguiente (son datos crudos que mueven a reflexión): el 71 por ciento de esos ahora llamados “emprendedores” en AL, provienen de la clase media. Sólo el 1 por ciento viene de la clase baja. ¿Determinismo darwiniano, la nunca superada clase social? Sí. El que nace jodido, jodido se queda. Lo que le he remarcado varias veces en las tertulias sabatinas de “Café Montaigne”. Y un dato de miedo: 75 por ciento de las empresas de los emprendedores cierra operaciones en México después de… 2 años.
La última y nos vamos, como dice el deslenguado columnista, abogado e investigador, Luis Carlos Plata, en su cotizado espacio dominical. Acaba de darse a conocer el reporte del “Country Brand Report América Latina (2015-2016)”, en el cual se dice que México está ubicado como tercer lugar (atrás sólo de Brasil y Argentina) como marca país, por lo cual es ponderado turísticamente, pero tiene serios problemas que se observan en el extranjero: inseguridad, salud, educación; en general, eso llamado calidad de vida. La inversión del Gobierno Federal en promoción turística ha sido del orden de los 4 mil millones de pesos. Le digo, entonces, que el grueso de la población estamos pobres, miserables. Hoy es 5 de junio. ¿Cambió algo al tener gobernador electo? Dígamelo usted, ¿qué cambió?, ¿qué va a cambiar?...
Letras minúsculas
Dejo el jazz y escucho a Serrat. Este canta en un viejo vinilo: “El rico vuelve a su riqueza, el pobre a su pobreza…” ¿Su vida cambió, señor lector?