Café Montaigne 33
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El futbol soccer es un deporte pedestre y primitivo, pero varios escritores han aspirado a su posición de guardameta, y otros le dedicaron profundos poemas a sus míticos protagonistas
El café de hoy es amargo. Tal vez como soy yo. No me importa en lo más mínimo. Al momento de redactar el presente ensayo agrego a mi café oscuro y negro, como mi suerte, tres dedos de coñac Martell. Tal vez luego, y al tercer café así apetecido, tenga obligación de agregar dos medidas de Pepto Bismol. En fin, mi panza ya lo reclama por la vida ingrata a la cual la he sometido. Pero, ¿cómo quedarse de palo, indolente ante el mundo estúpido el cual nos rodea? No sé usted, señor lector, pero yo necesito de café con licor para sobrevivir a esto. Permítame ir a mi tostador por un pan con mantequilla y mermelada de chabacano, y sí, comenzamos.
¿Cuánto gana usted diario? Digamos, si usted es trabajador como yo, así de sencillo y simple, pues usted gana pesos más o pesos menos, alrededor de 75 varos diarios. ¿Le alcanza para tener una vida digna? ¿Le alcanza para tener a su hijo o dos o tres hijos en el ITESM? ¿Le alcanza para llevar a su esposa de vacaciones dos veces al año? ¿Le alcanza para tener un auto compacto y tener casa propia con jardín y perro…? La vida es una porquería, eso, creo, todos lo sabemos. Pero luego de leer la siguiente información, tal vez me he quedado corto al definirla así. Van iniciando los torneos de soccer en diversas partes del mundo. Ese deporte tan pedestre y primitivo (algo así como 11 greñudos contra otros 11 greñudos, pateando un coco caído de una palmera millonaria e intocable llamada FIFA), el cual nunca me ha gustado, pero sí practiqué en mis mocedades.
Era como hoy, un solitario. Jugaba de portero. Permítame disertar sobre esto antes de vaciar mi hiel. ¿Alguien se ha fijado en los porteros, los cuales llevan sobre sus espaldas siempre el número 1? No el 10 (la perfección), no el 7 (simbólico y mimético en la defensa o en la media cancha), no el 5 (impersonal), no. Los porteros llevan el número 1 porque de este tamaño es su presencia en el campo de batalla. El escritor Albert Camus quería ser portero y jugó esta posición en su niñez, escribió: “La patria es la selección nacional de fútbol”, le creo.
Episodio tristísimo en España: un arquero, al lanzarse por una pelota que amenazaba con anidar en su portería, se lanzó en pirueta ágil y acrobática, sólo para caer muerto al golpear su cabeza con un poste. El portero murió, pero pasó a la eternidad en un poema de Miguel Hernández: “Elegía al guardameta”. Otro poeta y aprendiz frustrado de portero, Rafael Alberti, escribió una encendida y arrebatada oda a una fiera roja, al guardameta húngaro Platko. Alberti escribió: “Nadie te olvida, Platko, / no, nadie, nadie, nadie, / oso rubio de Hungría. / Ni el mar, / que frente a ti saltaba sin poder defenderte. / Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más rugía...”.
ESQUINA-BAJAN
Dejemos la poesía para mejor ocasión. Decía, van iniciando los torneos de soccer. Y las cifras de compra/venta de jugadores me han dejado hecho un pendejo. Cosa que voy a quitar hoy con mi café y tres dedos de licor. Ya luego me iré a rumiar este mundo a la taberna cercana. En París, hasta la Torre Eiffel lo anunció el día de su presentación: llegaba un brasileño bailarín al club PSG (Paris Saint Germain), Neymar Jr., y sí, ya viste la camiseta de la perfección: el diez (10). Durante el acto protocolario de bienvenida a su nuevo club (renunció al FC Barcelona, donde reside un semidios: Leonel Messi) se vendieron más de 10 mil casacas con su número a 155 euros cada una. ¿Sabe usted cuánto fue el monto de su firma por la transferencia, sueldo y demás prestaciones? 222 millones de euros.
Lo repito: 222 millones de euros por patear un balón. En España, otro tipo muy pagado de sí mismo, el ariete Cristiano Ronaldo, está inmerso en una saga de investigaciones. Se le acusa de evadir impuestos del 2011 al 2014 por el orden de los 14.7 millones de euros. Ojo, impuestos, usted imagine sus ingresos. Al semidios, el cual vive en Barcelona como si fuese humano, Messi, en su momento se le condenó por defraudar 4.1 millones de euros entre 2007 y 2009. Pero, como es dinero, sólo dinero y ellos y sus clubs y agentes lo tienen a puños, todo se arregla con… dinero.
En México, a escala, sucede lo mismo con jugadores de cuarta, los cuales cobran como si fuesen estrellas. De hecho, lo son. A nivel totonaco, pues. En España, un juez impuso una miserable fianza de apenas 300 mil euros a Ángel María Villar, expresidente de la Federación Española de Futbol, para dejarlo en libertad (apenas había cumplido 13 días en prisión) acusado por delitos de corrupción entre particulares, falsedad, administración desleal, apropiación indebida y alzamiento de bienes (El País, 1 de agosto). 300 mil euros para quien es uno de los principales dirigentes del futbol mundial, es una bicoca, un postre. ¿Justicia? Pues tal vez en la otra vida. Aquí son leyes y las leyes se tuercen y los jueces se compran.
LETRAS MINÚSCULAS
Patear un balón da millones. Ir a la universidad es algo intrascendente. Pinche vida.