Chilo: el indigente de amor
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INTRODUCCIÓN
El alcalde de Saltillo, Chilo López, proviene de un medio social que impulsa acciones filantrópicas de ayuda social para el más necesitado, en tres pasos: mujeres u hombres de estrato social alto organizan una asociación civil para desplegar sus acciones de buena voluntad. Luego, solicitan (o coaccionan) ayuda monetaria o en especie al Gobierno Estatal. Al final, recolectan para sí mismos el reconocimiento social por su entrega desinteresada y generosa al más necesitado.
Los Legionarios de Cristo y sus huestes del Regnum Christi, “movimiento eclesial internacional católico que busca la instauración del Reino de Cristo en los corazones y en la sociedad”, refuerzan con delirante aplauso, el reconocimiento a tan espléndido altruismo saltillense.
PRIMER ACTO
Imbuido de tal espíritu, el buen Chilo declaró, el 19 de diciembre de 2016, que Saltillo abría “sus puertas y corazones a nuestros hermanos centroamericanos y sus familias, a quienes la violencia los ha hecho huir”.
Lo dijo ante Mark Manly, representante de la Agencia de la ONU para Refugiados que había seleccionado a Saltillo para instalar el proyecto de Integración Local de Personas Refugiadas.
SEGUNDO ACTO
El pasado 16 de marzo, Saltillo se levantó horrorizado, al leer esta declaración de Chilo: “Multaremos en Saltillo a personas que pidan dinero en la calle sin permiso”.
“Respetando los derechos humanos y lo que diga la ley. (Los indigentes) pagarán una multa por estar pidiendo sin permiso y si lo vuelven hacer, pues otra vez. Si les dan el permiso podrán seguir trabajando en las esquinas, así de simple”.
TERCER ACTO
Un día después, el Ayuntamiento aclaró “que nunca ha sido su intención emprender una redada contra personas que piden ayuda en los cruceros de Saltillo”.
CONCLUSIÓN (APOCALIPSIS 3:16)
“Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque dices: ‘Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad; y no sabes que (tú, Chilo) eres un…” indigente de amor solidario por tu prójimo, sin aplauso delirante que te salve.