¿Cómo es mi relación con mi suegra? Aprender a valorar, agradecer, perdonar y querer
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"Con cada trato que le doy a mi suegra, le enseño a mi hijo el valor que deberá darme su esposa a mi.” Autor desconocido
Cada persona es única y por lo mismo cada relación que tenemos. La relación con la suegra puede llegar a ser una de las relaciones más complicadas de la vida y si no se aprende a manejar de forma asertiva, puede convertirse en una gran “cruz”. Si a tiempo se comprende y se aceptan las diferencias, pueden prevenirse conflictos, resentimientos o asperezas que pueden llegar a doler mucho y generar separaciones.
He escuchado un sin fin de “Si supieras cómo es”, “Si vieras cómo me trata cuando estamos solas”, “Es que opina mucho…”. Y confieso que las mujeres podemos llegar a ver solamente lo que queremos ver. Arraigarnos en una postura y cerrar los ojos. Pero muchos de los problemas que se generan en relación con las suegras, es por cosas que en ocasiones hicimos más grandes, por situaciones que “así lo percibí, así lo entendí, o así me hizo sentir.” No siempre es porque ella hubiera querido dañarte o hacerte sentir mal, sino es meramente percepción propia. Luz Rodríguez tenía razón al decir “El día que como mujeres entendamos que cada una es perfecta con sus particularidades, se acabará la lucha y la rivalidad femenina.” Y es que en ocasiones, puede llegar a parecer una lucha de poder, pero es importante entender que se debe dejar de estar a la defensiva o solamente ver lo negativo.
Si en tu interior guardas ciertas heridas o resentimientos, es importante que mires a tu suegra con amor y desde la compasión. Reflexiona que desconoces las carencias emocionales o en general que ella ha vivido y que en ocasiones originan ese comportamiento o actitud. Es importante recordar que ella es quién amó profundamente desde que nació a tu pareja y es quien le ha nutrido y dado para ser quien es hoy. Claro que tal vez puede ser que la propia vida la ha ido haciendo más dura o puede ser que ella esté viviendo un proceso doloroso en el que se vea confrontada con sus duelos o con la muerte. No sabemos que pasa en su interior, pero solamente está en nosotros comprender y no juzgar.
Muchos enojos respecto a la suegra en ocasiones son enojos hacia nuestra pareja. Es importante dejar de querer que la pareja y su familia cambien, sino cambiar la forma en la que los vemos y vemos las situaciones. Recuerda que todo hijo es reflejo de sus padres, en lo bueno y en lo malo, y todos tenemos cosas buenas y cosas malas.
Es importante cómo nueras recordar, que a nosotras nos corresponde honrar a nuestros padres y enseñar a nuestra pareja a honrarlos también. Aprender a darles su lugar, respetarlos, quererlos y procurarles visitándolos. Es triste ver tantos suegros, que se han convertido en abuelos, y esperan con ansia esa llamada y esa visita de su nuera, de su yerno, de sus hijos y sus nietos.
¿Cómo honrar a nuestra suegra?
Acéptala cómo es, sin juicios. No te tomas las cosas tan personales y directas, suelta los resentimientos porque eso sólo te daña a ti. Agradece la vida que le dio a tu pareja y las cosas que admiras que ella formó, ya que mucho de lo que el o ella es, es por ella. Respeta y valora sus raíces, deja de fijarte en lo negativo, porque de ahí viene tu pareja y de la misma manera tus hijos. Dile GRACIAS en vida por los bienes o dones que te da, por el amor a tus nietos. Hazle saber hoy que le agradeces, no esperes a que sea muy tarde. Habla bien de ella con tu pareja y refuerza sus virtudes. No hables mal de ella con tu pareja, y cuando algo te moleste, examina varias veces y en varios momentos la situación. Reflexiona sin hacer más grandes las cosas y si realmente lo hizo con mala intención. Si te es muy difícil tu relación, busca desde ti interesarte, procurarla y darte a ella, recuerda que siempre es y será la madre de tu pareja. Llámale una vez por semana para ver cómo está. Visítala y llévale a tus hijos. Si ella no es muy niñera o no sabe cuidarlos, acéptala y tómale lo bueno que te da. Enfócate en el cariño y en lo positivo. Hazla sentir querida e importante. Regálale en ocasiones flores, llévale pan, alguna planta. Ten detalles con ella.
Recuerda que lo que tu hagas con tus suegros y tus padres, eso harán contigo tus hijos y su pareja. Los actos que tenemos a diario son las enseñanzas que les dejamos a nuestros hijos.
Gracias Tía Maricela por ser una suegra tan alegre, por enseñarme a gozar la vida, ser tan relajada y tan buena amiga para mi. Te quiero mucho, te agradezco por por la suegra y abuela que eres. Gracias Mamá por la suegra, mamá y abuela que eres para mi nosotros, tan generosa, entregada, viendo siempre cómo ayudarnos, agradarnos, servirnos, acompañarnos y ser tan incondicional. Dios nos permita seguirlas disfrutando, gozando y aprendiendo de ustedes mil años más.