Donald Trump ataca ahora a Amazon por destruir empleos

Eran poco más de las seis de la mañana en la costa este de Estados Unidos cuando Donald Trump ponía nombre en su primer tuit de este miércoles a un nuevo adversario: Amazon, el gigante del comercio electrónico. "Amazon está haciendo un gran daño a todos los vendedores que pagan sus impuestos. Pueblos, ciudades y estados a lo largo de Estados Unidos están siendo dañados-se están perdiendo muchos empleos!", ha escrito el inquilino de la Casa Blanca sobre la empresa de Jeff Bezos, propietario, a su vez, de The Washington Post, otra de las bestias negras de Trump.

Tras los comentarios de Trump, las acciones de Amazon cayeron un 0,5%, hasta los 978 dólares. La firma explica en su página web que tiene 180.000 empleos por todo el país para satisfacer a sus clientes. De hecho, en enero anunció la creación de otros 100.000 empleos en Estados Unidos hasta mediados de 2018, con el objetivo de sumar 280.000 puestos de trabajo, lo que Bezos denomina "amazonians".  Trump no aporta ni un dato que permita comprobar lo que escribe.

No es la primera vez que Trump señala a sus adversarios a través de Twitter, elegida como su medio de expresión más directo, ni tampoco es la primera vez que el presidente de Estados Unidos y Amazon se ponen frente a frente. La compañía ya se opuso legalmente a los vetos migratorios del presidente para proteger a sus empleados, muchos de ellos migrantes.

El ataque de Trump se produce días después de que secretario de Defensa, Jim Mattis, visitara la sede de Amazon en Seattle, el pasado día 10. "Un placer acoger al secretario de Defensa James Mattis en el cuartel general de Amazon", escribió entonces Bezos en Twitter. La visita parecía un intento de firmar la paz entre la industria tecnológica y la Administración Trump tras los choques entre ambos por cuestiones de inmigración, privacidad y neutralidad en la red.

Jeff Bezos es uno de los mayores terratenientes de Estados Unidos con una gran extensión en Medina (Washington), así como mansiones en Washington D.C., Beverly Hills, Nueva York y su propio hogar en Seattle. Su obsesión es la conquista del espacio, que promueve con Blue Origin, empresa dedicada a los cohetes y satélites. De manera particular, es dueño del Washington Post, una institución en la que aplica métodos propios de startups tecnológicas para adaptarse a los nuevos tiempos.