El peligroso secreto que Felipe Calderon pidió no revelar al columnista Garfias
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El periodista y el expresidente tuvieron una charla mientras llegaba la persona con la que se había citado Calderón
El desayuno
El periodista de Excélsior desayunaba a las diez de la mañana en el restaurante del Hotel Four Seasons de la Ciudad de México.
Lo cuenta, en su columna política, el propio Pancho Garfias, cuyo trabajo, como el de todos los columnistas, se desarrolla principalmente en restaurantes, cafeterías, bares y similares. No es critica, simplemente subrayo el hecho de que los meseros y cantineros —y los borrachos y los glotones— trabajan en los mismos lugares que los columnistas políticos.
A esa hora, entró al establecimiento el señor Felipe Calderón. Así lo cuenta Pancho Garfias:
1. “ Llegó solo”.
2. “Intercambió brevemente palabras con el senador Roberto Gil, quien ya estaba allí”.
3. Iba a una cita con una persona que venía retrasada.
4. Cuando “se topó con la mirada del reportero”, es decir del señor Garfias, saludó.
5. Como la persona que iba a ver no había llegado, Calderón invitó un café a Garfias.
6. Ellos platicaron alrededor de 25 minutos.
7. “Nos dio tiempo de hablar del proceso interno del PAN, de Margarita, del Lozoyagate y de otras cosas que nos pidió no publicar”.
Ah chingaa, ¿y qué es lo que Calderón no quiere que se difunda?
Es muy raro eso. El esposo de la señora Margarita Zavala no conoce la moderación a la hora de expresarse. Veamos.
Dice —le dijo a Pancho Garfias— que si en el PAN en lugar de obstaculizar a Margarita, la apoyaran, ella superaría fácilmente a Andrés Manuel López Obrador en las encuestas.
Creo que Calderón se equivoca. No son Ricardo Anaya ni Rafael Moreno Valle los que le restan preferencias a la señora Zavala en las encuestas. ¡El único que perjudica a Margarita es el propio Calderón! Por hablador, desde luego. Porque no se calla. Por todo lo que dice en Twitter. Porque en cuanto ve periodistas, como ocurrió con Garfias, se acerca y chismea. Si la señora se divorciara, tendría garantizada la Presidencia. No lo hará, seguramente se lleva bien con el tal Felipe. Felicidades, qué padre que sean buena pareja. Pero Margarita sabe que para ganar en el 2018 tendrá primero que superar obstáculos en su partido y después mostrar que es mejor opción que AMLO y cualquiera que el PRI postule —Narro, Nuño, Meade, etcétera—, pero sobre todo tendrá que trabajar de más para que las tantas barbaridades que dice su marido a diario no la perjudiquen.
El caso es que Calderón todo lo dice, no se guarda nada. Su pecho no es bodega. Tan no lo es, que algo muy delicado le dijo a Garfias, pero le pidió no contarlo. Y el columnista, respetuoso del sagrado off the record no lo publicó en su columna.
Pero el chisme es invencible
En fin, ya nos enteraremos del secreto que le transmitió Calderón a Garfias. En algún restaurante, cantina o cafetería olvidará que prometió mantener el silencio y lo contará a alguien de su confianza que, con suerte, será otro columnista y lo difundirá. Y bueno, eso será muy probablemente algo que dañará a Margarita, la extraordinaria candidata que sufre cada vez que su marido toma el celular para tuitear o sale de casa para ir a echarse un café en esos establecimientos caros —lo barato no lo conocen los políticos mexicanos ni lo conocen tampoco los periodistas— frecuentados por columnistas profesionales.