Esta es la dieta que estaba esperando: la no-dieta
Siéntese, cierre los ojos y relájese: ¿se imagina un mundo donde come todo lo que quiere, donde puede amar lo que come? ¿Un mundo donde disfruta la comida y el movimiento, un mundo donde no reina la restricción?
Siéntese, cierre los ojos y relájese: ¿se imagina un mundo donde come todo lo que quiere, donde puede amar lo que come? ¿Un mundo donde disfruta la comida y el movimiento, un mundo donde no reina la restricción, y comer no le genera estrés ni le hace pensar que es una buena o mala persona?
¿Se imaginaría en ese mundo? ¿Sería más feliz? ¿Tendría espacio mental para convertir al mundo en un lugar mejor y llevar una vida más significativa?
¿Y si una vida así fuera posible? ¿Y si no fuera un sueño totalmente inalcanzable, y si resulta magnífico y no como hacerle trampas a la vida?
Un mundo así es posible -siguiendo la anti-dieta.
Sí, es posible estar realmente saludable y feliz sin centrarse en el peso o la dieta.
La anti-dieta es exactamente eso, es la antítesis de lo que el diccionario Merriam-Webster define como una dieta: “régimen que implica comer y beber escasamente para bajar de peso; hacer dieta”.
Suena terrible, ¿no? Y sus experiencias anteriores con una dieta probablemente lo respaldan. El signo característico de una dieta es la restricción, pero hacer dieta, en parte debido a esa restricción, a la larga no funciona, nuevamente porque puede ser realmente horrible.
Este horrible concepto de restricción es lógico porque prácticamente todos estamos programados para:
Disfrutar los alimentos dulces y con muchas calorías. Esto nos servía en los tiempos en que no teníamos la disponibilidad de alimentos que tenemos actualmente. Ahora, muchos no vivimos en un tipo de mundo de comilona o de hambre sino en un mundo lleno de opciones. La sociedad también nos ha condicionado a desear esos alimentos. Un ejemplo es todo el marketing destinado a alimentos que normalmente contienen mucha grasa y mucho azúcar. Nos han condicionado desde temprana edad a desear esos alimentos. Pero la cultura alimentaria nos dice que somos débiles, poco saludables o poco dignos de ser queridos si comemos así, de modo que debemos restringirnos para ser buenos.
Querer lo que no podemos tener. ¿Cuál es la reacción de un niño cuando usted le dice no a algo? Inmediatamente quiere hacer lo que le dijo que no hiciera. Lo mismo pasa con la dieta. Una vez que decidimos que no podemos comer más algún alimento (que nos gusta) es lo único que queremos. Esto ocurre sobre todo cuando esas restricciones alimentarias provienen de fuerzas externas. Disfrutamos nuestra capacidad para elegir por nosotros mismos. Por esa razón la restricción suele ser seguida de atracones. Una vida sin hacer dieta suena fantástico y feliz, pero ¿cree que es realmente posible? Los hábitos alimenticios que se centran en comer intuitiva y conscientemente permiten realmente ese tipo de vida. La no-dieta se centra en confiar en que nuestros cuerpos nos dicen qué necesitamos, practicar una nutrición moderada comiendo una variedad de alimentos diferentes y nutritivos y dejar de moralizar los alimentos. Podemos pasar de las fuerzas externas que guían nuestras opciones alimentarias a las internas y hacerles bien a nuestros cuerpos y nuestras mentes. La no-dieta se centra en la nutrición y el disfrute, no en la restricción y el hambre que suelen acompañar las dietas tradicionales. La no dieta tiene que ver con escuchar a nuestro yo emocional y físico y practicar el cuidado personal, no el castigo. Analicemos algunas preguntas habituales sobre la anti-dieta.
P: Si pudiera comer todo lo que quiero, comería solamente hamburguesas todo el día. ¿Puedo hacerlo en una dieta?
Respuesta: al empezar a comer intuitivamente, es posible que en su caso sea así. Téngase paciencia. Comer es un experimento, trátelo de esa manera. Sea consciente de su hambre y de su saciedad, del gusto de los alimentos y de su satisfacción antes, durante y después de una comida.
Tome nota y compare sus notas con distintas comidas. La alimentación intuitiva en general llega al punto de consumir una variedad de alimentos en relación con lo que nuestros cuerpos nos dicen que necesitamos, no lo que nos dicen factores externos o nuestras modalidades punitivas.
Comer es un comportamiento aprendido, y si nos esforzamos por autorizarnos del todo a comer lo que queremos y lo comemos conscientemente, tenemos la experiencia de ese factor satisfacción que nos permite parar cuando estamos saciados y luego nos lleva a ser capaces de confiar en que nuestros cuerpos nos guiarán hacia lo que necesitamos para nutrirnos.
Obviamente, no es útil arrojar por la ventana el libro de nutrición, pero considerar todos los alimentos como emocionalmente equivalentes ayuda a liberarnos de las expectativas respecto de cómo “deberíamos” comer y nos permite confiar en que nuestros cuerpos nos dirán qué necesitamos.
P: No me gustan las verduras, pero sé que me hacen bien. ¿Cómo puedo hacer para consumir más?
Respuesta: No es un misterio que comer una cantidad de verduras y frutas cada día es bueno para la salud. Son fuente de toda una serie de nutrientes que nuestros organismos necesitan para funcionar adecuadamente.
Primero, es útil reconocer qué preferencias alimentarias son aprendidas; por ende, si a usted le gusta determinado alimento o grupo de alimentos, experimente con él. Pruebe nuevos métodos de preparación o combinaciones de alimentos para ver si le gustan (aquí encontrará algunas recetas simples y deliciosas que incluyen verduras).
Si podemos llegar al punto de confiar en nuestros cuerpos y comer una variedad de alimentos, podemos nutrir nuestros organismos como corresponde y mejorar nuestro bienestar rechazando esa vida horrible de hacer dieta.
P: No puedo controlarme. ¿Cómo hago entonces para implementar una alimentación regular?
Respuesta: Cada vez que un paciente me dice eso, le pregunto si restringe intencionalmente ese alimento. Muchas veces lo hace. Cuando restringimos intencionalmente alimentos que nos gustan, nos estamos disponiendo a nosotros mismos a un atracón. Por mucho que tratemos de convencernos, nuestros cuerpos piensan que no tendremos ese alimento nunca más y comemos toda la cantidad que podemos.
Experimente, en cambio, dándose permiso para consumir ese alimento. Cuando lo coma, especialmente las primeras veces, practique comer conscientemente.
Por ejemplo, en vez de servirse interminables veces papas fritas o bizcochos directamente del paquete mientras mira su película favorita, deténgase y preste atención a lo que está comiendo. Piense en las texturas, los sabores, los aromas de ese alimento. Cómalo lentamente para tener una experiencia plena. Estar presente al comer algo que a usted le gusta le permitirá disfrutarlo plenamente, y por ende sentir satisfacción mientras come.
Comer de esta forma generalmente nos permite comer menos de lo que comeríamos de otro modo, pero sentir de todos modos que estamos satisfechos con ese alimento.
P: ¿Y si aumento de peso?
Respuesta: eso es un gran cambio de paradigma, pero el peso no es el mayor indicador de salud. A decir verdad, puede aumentar de peso, después bajar de peso, mantener el peso o cualquier combinación de estas cosas.
Comer intuitiva y conscientemente nos permite nutrir nuestros cuerpos con lo que nuestros cuerpos quieren y necesitan. Muchas veces alcanzamos el peso ideal que no es lo mismo que el “IMC saludable” o sea el peso que es mejor para nuestra altura.
Por el contrario, el peso ideal para su organismo individual se parece más al rango de peso corporal establecido, donde funciona bien y usted se siente bien internamente. Esto no tiene nada que ver con la apariencia que la sociedad nos dice que deberíamos tener. Sé que es un cambio enorme, pero alejarse de la visión de la salud centrada en el peso es una de las cosas más importantes que puede hacer para mejorar su salud y su bienestar.
P: Si no hago dieta/trato de bajar de peso, ¿no estaré dándome por vencido/a?
Respuesta: La sociedad nos dice que tenemos que hacer dieta o estar en determinado peso para ser saludables y felices. Eso no es cierto.
La salud y el bienestar provienen de respetar nuestro organismo, sentirnos bien con nosotros mismos y nutrir la mente y el cuerpo. Nada de eso tiene que ver con la privación que acompaña el hacer dieta. Nuestros hábitos y nuestro nivel de estrés determinan más la salud que el peso.
Tenga en cuenta que estas respuestas son principios generales de la alimentación intuitiva y consciente. Cada persona es diferente, y hablar con un nutricionista matriculado que trabaje con alimentación intuitiva/no-dieta sobre sus preocupaciones o su estilo de vida específicos puede resultarle muy útil.
Los mensajes para retener sobre esta nueva no-dieta se reducen al cuidado personal y al disfrute. La no-dieta fortalece, es individual y es positiva.