Incertidumbre democrática
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En el mundo actual estamos impactados por los sorprendentes resultados electorales tanto en Inglaterra, España, Bolivia y Estados Unidos de América. En Inglaterra con el Brexit; en España porque el resultado de las elecciones ha dificultado la integración del gobierno. Le sumamos Bolivia por la resolución al referéndum del 21 de febrero de este año, y EU por la derrota de Hillary Clinton que perdió la presidencia norteamericana, aunque sacó más votos que Donald Trump. Sin duda, las democracias cada día se tornan más imprevisibles.
Desconcertantemente resultan ganadores personas sin suficiente experiencia en la gestión pública. La gente está votando candidatos, sin importarles si van a hacer una buena administración.
Hoy en día, ganan los que ofrecen el discurso más acorde con los desesperados. Los electores sólo quieren que no sean los mismos. En Saltillo por ejemplo, en la elección de Presidente Municipal en 2013, optaron por un candidato sin experiencia para el ejercicio de gobierno.
Los candidatos que hablan de proyectos de largo plazo, de combatir la inseguridad, de atender el problema del desempleo y de la inversión económica no son escuchados. Pero si hablas de soluciones ineficaces para problemas muy sentidos, votan por ellos sin medir consecuencias, como en el caso de que los mexicanos en Estados Unidos “les están arrebatando los empleos a los norteamericanos”, sin precisar qué tipo de empleo realizan nuestros paisanos.
En la boleta se manifiestan hartazgo y una gran desesperación: votan por irritación, para manifestar el descontento, el desencanto por la falta de oportunidades, para cuestionar al menos a través de su sufragio la moral, la ley, la justicia, el derecho y, sobre todo, la política. Ahora en las elecciones gana el que representa de mejor manera el malestar de las mayorías, no el que presenta las mejores propuestas.
Pero: ¿se tiene la razón sólo por estar indignados? Tal parece que esto es lo menos importante. Para resolver la situación de incertidumbre que ofrece el esquema del libre mercado, no basta sólo con estar justamente encolerizado. La injusta situación que estamos padeciendo en este mundo globalizado requiere de diagnósticos correctos de la compleja realidad que resistimos y de soluciones eficaces para salir adelante.
Uno de nuestros principales problemas es, cuando las sociedades se polarizan en torno a disputas personales, no dar lugar a procesos democráticos de calidad. Esto choca con el paradigma del siglo XXI: el ideal democrático. Pero hoy, quien analice el informe de Freedom House de 2013 sobre la evolución de la democracia, no dejará de preocuparse. Y si volteamos la vista a ver cómo va el mundo, la aflicción será mayor. Recordemos la crisis de 2008.
La Europa del Brexit, de la crisis griega, de la inmigración masiva también ha reducido el atractivo por la democracia. Están surgiendo por todas partes, regímenes autoritarios, capitalismos oligárquicos, ilusorias democracias que disimulan la participación de la sociedad y la quieren reducir sólo al acto de votar.
A pesar de que en el mundo actual se ha instalado la transparencia, que los derechos humanos son el ideal actual, que surge la amenaza a la libertad y a las diferentes formas de convivencia, la participación ciudadana va a la baja y hay una clara amenaza hacia las democracias. Está en juego la fortaleza de un sistema global que defienda la libertad. Una libertad en la que se fundamente la prosperidad.
Todo este panorama de incertidumbre democrática se complementa con lo que está sucediendo en China, con el Brexit en Europa y con la elección de Trump EU; todas ellas son expresiones de un replanteamiento de las estrategias por el quiebre de la economía planetaria, lo que exige una redefinición de las estrategias que se esconden en un nacionalismo-globalizado como el que promueve el Presidente electo de Estados Unidos de América.
Lo más grave es que las fuerzas que han ganado en Inglaterra y, por su parte, en EU se enfrentan a los grupos e ideas hegemónicas de la era neoliberal globalizadora. Estas corrientes emergentes comparten el ideal de reducción del comercio exterior, de poner aranceles proteccionistas a sus economías y germinan desde la derecha, con todo ello se abre un periodo de reestructuración mundial soportado en el estancamiento del Producto Interno Bruto.
jshv0851@gmail.com