¿Invalidez, anulación, repetición?
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Los tiempos jurídicos llevan su ritmo.
Para que se declare una invalidez hace falta un examen, una revisión, una investigación que compruebe la denuncia de la parte afectada... Las pruebas testimoniales y documentales de las irregularidades han de presentarse con la solidez que lleve a la evidencia. Se conocerán y se evaluarán las consecuencias para tipificar las ilegalidades, descubrir los derechos no respetados, las omisiones y las alteraciones.
En otros casos y ámbitos: si alguien paga su deuda con dinero falso o cheque sin fondos, su pago es inválido. Si en un matrimonio eclesial no hubo libertad sino coacción o amenaza para el consentimiento, se declara inválido. Si se omiten requisitos esenciales en un trámite cualquiera, queda invalidado. Cualquier invalidez conduce a la anulación porque se hizo algo que “no se vale”. Quienes conocen los reglamentos deportivos captan un gol que es inválido o cuando hay una violencia que ha de detener, por infracción, el avance de la jugada.
Cuando las irregularidades en una votación se dan en cadena obstaculizando o tergiversando la voluntad expresada por los ciudadanos, puede ser causa suficiente para no considerar válidos sus resultados porque el procedimiento está viciado. Hemos conocido, en casos públicos de derecho penal, que una persona que ya se daba como culpable, por ejemplo, queda libre de cargos por irregularidades comprobadas en los pasos necesarios para el dictamen final de inocencia o culpabilidad.
Cuando no hay denuncias de inobservancia de la ley en una elección, en cualquier nación, el adversario reconoce no haber alcanzado mayoría y los resultados del conteo son aceptados, sin conflicto, por los contendientes. Pero cuando se multiplican los hechos delictivos, las omisiones graves en normas destinadas a cuidar la inviolabilidad del sufragio, las legislaciones modernas reconocen el derecho de presentar, en plazo fijado, las denuncias y las pruebas necesarias.
Se señalan las apelaciones ante instancias superiores en caso de inconformidad, hasta que se llega a un dictamen último inapelable y definitivo. Detrás de todo este itinerario está el ciudadano consciente de sus derechos, que se organiza y reclama cumplimiento de lo establecido, en algo tan delicado como es el mandato que cada uno da a los que serán mandatarios para promover el bien de toda la comunidad.
Después de invalidez declarada y anulación consumada se da la repetición de la votación, más observada y controlada…