La efectividad los distancia
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Tigres no le pidió ayuda a nadie para entrar a una Liguilla que no lo tenía en el mapa. Tampoco lo hizo de una manera precaria como su irregular campaña lo suponía.
Para quienes pensaban que Tigres estaba desahuciado después de perder el Clásico y el inmediato fracaso de la Concachampions, seguramente estarán buscando respuestas a muchas preguntas.
Pero Tigres no trae nada oculto porque nada ha cambiado en su forma de ser. Sigue jugando igual, con los mismos mecanismos y con las mismas atribuciones que se toma en los partidos.
El detalle es la efectividad enlazada a un viento de cola que le proporcionan los buenos resultados. Los 15 goles en los últimos cinco partidos hablan de lo que es capaz de hacer un equipo que tiene espalda para soportar el peso de las presiones y regenerarse sobre la marcha.
Tigres simplemente trituró los malos pronósticos sin doble discursos. Ganó todo lo que tenía que ganar en una meteórica recta final y sus mejores argumentos fueron los goles. Los buscó el equipo, los encontró Gignac y el oportunismo volvió a estar en estado puro.
Por lo mismo, Tigres ha quedado inmune a cualquier cuestionamiento y ha ingresado al pelotón de la Liguilla con voz de mando gracias a un estridente cierre que intimida a cualquiera.
El campeón ha ganado cuatro de los recientes cinco juegos que ha disputado en la Liga. El mismo récord que estampó el líder Tijuana, pero que ningún otro equipo lo ha conseguido.
Además, Tigres levantó la cabeza justo a tiempo y en una etapa donde la mayoría de los clasificados acusó una preocupante curva descendente en su funcionamiento.
Esta coyuntura fortalece las aspiraciones del equipo de Ferretti que, definitivamente, lo posiciona con buenos bonos en la carrera rumbo al título. Nadie lo quería ver de cerca, lo que de alguna manera, psicológicamente, eso también le favorece.
Diferente es la situación de Rayados, que ha sido incapaz de revalidar sus ambiciones ante rivales muy necesitados. Las últimas dos derrotas en fila han instalado serias preocupaciones en la cabeza de Mohamed.
Y no es para menos. El sábado, Monterrey terminó siendo testigo de la mayúscula satisfacción del Morelia en un partido bravo donde el propósito de los michoacanos siempre fue más claro que el pretendido por Rayados.
Mohamed volvió a apelar a la rotación para oxigenar y acumular energías de cara a la Liguilla como si tuviera un plantel largo y nivelado, pero la realidad le dice otra cosa: que su banca es muy limitada.
Rayados ha perdido consistencia porque, se quiera o no, los diferentes modelos de equipos que propone el DT influyen en la ejecución.
También afecta la volubilidad de algunas individualidades simbolizado en las imprecisiones de Carlos Sánchez y en la intermitencia de Cardona.
Los ataques de Rayados últimamente han sido más por arrebato que por sentido colectivo y la defensa, según quién juegue, es según cómo se comporte.
El Monterrey de las “buenas estadísticas” llega casi sin gol y sigue sin ofrecer confianza en su juego. Y entrar así a una Liguilla supone ser una aventura.