La necesidad del debate rumbo a 2017
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Hasta hoy, básicamente ningún aspirante a la gubernatura ha planteado ideas sólidas que alimenten el debate desde un punto de vista propositivo más que descalificatorioAunque oficialmente aún no arranca el proceso electoral rumbo a las elecciones a Gobernador en 2017, tácitamente ya se libra desde hace unos meses una fuerte disputa entre partidos y actores de la vida local.
Esta semana, los cuestionamientos entre los diferentes políticos de la localidad arreciaron, sin embargo, no con ello la confrontación de ideas.
Los partidos tradicionalmente con mayor arrastre en el Estado -léase PRI y PAN- enfocaron sus esfuerzos en demostrar “lo malo que es el otro”.
En un proceso democrático esto no es indeseable, incluso puede ser necesario, sin embargo, no debería ser el tótem de un proceso de estas características.
Hasta ahora, la disputa discursiva de ambos partidos –además de algunos otros aspirantes independientes o de partidos con menor historia- se ha concentrado a cuestionar críticamente –buena parte de ello con fundamento- los errores de los demás, sin que hasta ahora exista un debate sólido con argumentos y sobre todo planteamientos que vayan más allá de subrayar una problemática.
Es cierto, el nuevo reglamento electoral es sensible en cuanto a los tiempos de propuestas, pero el debate de ideas –sin caer en promesas de una plataforma electoral con miras a conseguir un voto- debería ser perenne en nuestros tiempos.
En alguna entrevista, Gabriel Quadri –el candidato presidencial de Nueva Alianza en 2012- hizo planteamientos s sobre su plataforma de ideas como una serie de “reflexiones internas” para la solución de problemas en el País. Así, el aspirante buscó no caer en un posible acto anticipado de campaña, pero subrayó lo que a su visión era importante discutir en ese entonces.
Hasta hoy, básicamente ningún aspirante a la gubernatura ha planteado una idea sólida que alimente el debate desde un punto de vista propositivo más que descalificatorio.
El arte de debatir en nuestra política nacional no es algo que se presente comúnmente. Habrá que dejar en claro: al decir debate no nos referimos a un foro de discusión en el que deben estar físicamente los aspirantes, sino a la arena pública de ideas en la que las reflexiones sobre distintos temas puedan estar abiertas desde los medios de comunicación e inclusive las redes sociales.
Hasta hoy, los aspirantes han cuestionado el accionar de una administración, o ha criticado festejos de contrincantes políticos, o la promoción de aspirantes desde artilugios que la ley deja la duda que se puedan permitir. Pero no se ha abierto el debate de ideas.
Sin embargo, nuestra clase política nos ha quedado a deber desde la visión para detectar una problemática, analizarla, cuestionarla y buscar una solución que se pueda llevar a cabo.
En estas páginas han desfilado ya varios de los aspirantes a 2017, algunos otros están en lista de espera para que sus ideas sean divulgadas, así como su perfil visto desde una perspectiva de 360 grados. Entre los publicados han puesto el dedo sobre heridas públicas para hacer ver lo malo que lo han hecho los demás.
No sólo desde el partido en el poder, inclusive desde otras actividades públicas desde las que se desenvuelven sus contrincantes.
Pero la sociedad coahuilense debiera exigir un mayor nivel en el debate, en la confrontación de ideas y en la generación de reflexiones políticas que lleven a una mejora considerable en la vida política y sobre todo pública en la localidad.
Decía el escritor francés Albert Jacquard que el debate permanente es el único antídoto contra la manipulación de la opinión.
La mayor generación de ideas en el debate público dará mayor luz sobre qué hacer en la próxima administración.
Esta semana, los líderes del PRI, PAN y PRD a nivel nacional dieron muestra de un gran debate en la televisión nacional demostrando como se puede ser crítico de tus adversarios, pero propositivo en el ámbito público que es lo que más le interesa y afecta a la ciudadanía.
En Coahuila, los partidos y los actores políticos debieran de apelar al sentido del debate para que el elector tenga más elementos para definir su decisión que deberá tomar el próximo 4 de junio de 2017.
Resulta entendible el temor a una posible sanción del árbitro electoral por alguna actitud que se pudiera tomar como acto anticipado de campaña, sin embargo, también es necesario que los problemas de la vida pública se cuestionen.
Y al decir cuestionar, no es simplemente realizar señalamientos partidistas en vías de demostrar quién es el peor contendiente.
Ya que, en un escenario ideal, en unas elecciones se debe buscar al mejor prospecto para un puesto público, no al menos peor de los participantes.