La sabiduría de todos, es decir los refranes
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- Con esto y un buen bizcocho, hasta mañana a las ocho.
Se decía eso, jocosamente, al final de una cena opípara, abundante, para significar que se había cenado muy bien.
- Dijo Blas, y punto en boca.
Expresión usada irónicamente cuando alguien decía alguna cosa que pretendía ser la última verdad, el argumento definitivo.
- Pega la boca a la pared.
O sea: calla, contente, aguántate las ganas de hablar, de decir algo.
- A mear y a la camita.
Con esa frase se daba por concluido un asunto, alguna discusión.
- Comerse el lonche antes del recreo.
Eso hacían los novios que tenían trato íntimo antes de la boda.
- Peerse pa’ dentro.
Aguantar sin protesta algún mal trato o injusticia.
- Las de San Pedro.
Eran las lágrimas. Recordemos que el apóstol lloró después de negar tres veces a Jesús. Se le salieron “las de San Pedro’’.
- Le dijo las cuatro letras.
Es decir, le aplicó a una mujer cierta palabra bastante fuerte.
- Despacio, chinches, que la noche es larga.
Se usaba esa expresión para calmar la impaciencia de alguien que pedía más rapidez al hacer algo.
- Pringapiés.
Eufemismo para referirse a la diarrea.
- Quedarse con el chongo hecho.
Quedarse plantada una mujer que se arregló para salir con alguien que no llegó.
- Sonarse con el pañuelo de cinco puntas.
Sonarse con los dedos la nariz.
- Pipiolo.
Niño pequeño. Yo veía esa palabra en las tiras cómicas venidas de Argentina. Ahora me encuentro -Diccionario de Americanismos de don Francisco J. Santamaría- con que la palabra viene del náhuatl “pipiyolin’’, que quiere decir “niño’’, “chamaco’’.
- Este nomás oye por las nalgas.
Se decía del muchachillo que sólo hacía caso si se le aplicaban unas buenas nalgadas.
- Sin contar los años que mamó, lloró, meó, anduvo a gatas y fue a la escuela.
Esa curiosa expresión se usaba luego de que una mujer había dicho su edad quitándose los años