Me resisto a una separación definitiva
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ESTIMADA ANA:
Mi esposa y yo estuvimos casados por más de 22 años y hace más o menos unos siete años, la invité a que se viniera a trabajar conmigo al negocio. Ella nunca lo había hecho, pues se quedaba en casa a atender a nuestros tres hijos. La decisión la tomamos cuando nuestros hijos fueron más independientes, pensamos que quizá era buen momento.
Así fue, ella se involucró demasiado, más de lo que pensé y la verdad eso me hizo sentirme muy contento y orgulloso. Ella igual, el hecho de trabajar cuando tenía más de 45 fue un gran reto y comprobó que es capaz de lograr metas.
Pero en el último año, los problemas del negocio se los comenzó a traer a la casa, cosa que nunca he hecho. Andaba de mal humor, desesperada y ansiosa. Con nuestros hijos se volvió impaciente y les llamaba la atención por todo, siempre poniendo como excusa que tenía muchos problemas en el trabajo.
Y claro que es cierto, yo mismo lo sé, pues como usted sabe, ahora las cosas se complicaron mucho económicamente y muchos negocios se fueron para abajo, cada vez había más cosas qué pagar y el doble de cuentas por cobrar.
Fueron varios meses en que se alejó de mí, ya no era como antes, ni siquiera cuando estábamos juntos en el negocio. Claro que había muchas horas del día en que yo me salía a cobrar, al banco, a hacer pagos o a negociar con proveedores y ella se quedaba a cargo.
Pero hace algunas semanas me dijo que se siente muy presionada, que necesita sentirse libre y que lo mejor es que nos demos un tiempo y espacio.
Yo le dije que siempre ha sido así, que he respetado sus decisiones y que si la invité al negocio fue para que viera y se comprobara a sí misma, que es capaz de realizar muchas cosas, que es una persona muy hábil e inteligente y que me siento muy orgullosa de ella.
Por lo mismo, no entendí su actitud, pero accedí a su petición y desde hace un mes estamos separados y lamentablemente, iniciamos el trámite del divorcio. Todo ha transcurrido tan rápido, que estoy seguro que aún no me cae el “veinte”.
Hasta hoy que le estoy escribiendo me doy cuenta que en realidad no tengo la más mínima idea del por qué sucedieron así las cosas, si nosotros éramos un matrimonio estable la mayoría del tiempo, hemos visto crecer a nuestros hijos, los hemos visto lograr sus metas y cumplir sus sueños y justo ahora, cuando más deberíamos de sentirnos felices, surge esto, ella ya no quiso estar más conmigo. No puedo evitar sentirme triste porque ella es la mujer de mi vida, mi esposa por más de 20 años y mi novia desde hace más de 24. Ya no sé qué pensar.
Marco
ESTIMADO MARCO:
Siempre es difícil pasar por una ruptura y más si son tantos los años que vivieron juntos, pero bueno, aparentemente ya no hay nada qué hacer, la decisión está tomada y no queda más que continuar con tu vida.
Quizá el sentirse un poco más independiente, más segura de sí misma y capaz de lograr cosas, fue lo que hizo que tomara fuerza para tomar una decisión que probablamente desde antes ya había tomado pero por miedo no lo había hecho.
Lo mejor que puedes hacer, a pesar del dolor que ahora sientes, es darle vuelta a la página y rehacer tu vida, pues seguramente eso ya lo está pensando ella también, ¿no crees?
ANA