Mirador 11/06/17

Variación opus 33 sobre el tema de Don Juan.

–¿Cómo hacías para dejar siempre satisfechas a las mujeres a las que poseías?

Eso le preguntó a Don Juan el joven aprendiz de seductor. Había oído que el sevillano fue en su tiempo el mejor amante de Europa. Las damas lo buscaban, ansiosas de pasar con él siquiera una hora. Ni siquiera tenía Don Juan que cortejarlas: su fama de estupendísimo amador lo precedía; doncellas, viudas y casadas se le entregaban por docenas, y él las admitía en su lecho como si les hiciera un gran favor.

El joven repitió su pregunta:
–¿Qué hacías para dejar satisfechas a las mujeres? ¿Cuál era tu técnica de amante?

Respondió Don Juan:
–A veces ni siquiera les hacía el amor. Pero siempre las escuchaba. Oía su inacabable cháchara sobre sus amigas, sus hermanas, sus vestidos, sus pleitos de familia, sus nimias cotidianidades. Fingía ponerles atención. De vez en cuando les decía: “¡Oh!… ¡Ah!… ¿Cómo es posible?... ¿De veras?... Con eso las dejaba siempre satisfechas”.

¡Hasta mañana!...