¿Ociosa laboriosidad?
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¿Usted trabaja o estudia?
Es pregunta que rompe hielos de indiferencia o arranca comunicación amorosa. Es curioso que el Día del Trabajo se llene de ociosidad. No se hacen muros, sino se construyen puentes, juntando días sin trabajo. Por una reciente gravitación cronológica, no quieren dejarse días festivos aislados y son atraídos por la despreocupación de los fines de semana.
Los antiguos decían: favoravilia sunt amplianda, odiosa sunt restringenda. Lo favorable ha de ampliarse, y restringirse lo odioso. Se identifica trabajo con molestia; y descanso se ve como delicia. Estrictos en el horario laboral, quieren también el mayor espacio para las pausas del ocio sin negocio.
Hay trabajo físico, de sudor, de dolor y encallecimientos. En primeros mundos entran en acción los robots a desplazar brazos y piernas. Todo se programa con computador y lo rudo se vuelve tarea de aceros domesticados.
Así aumentan los desempleos de la progresiva tecnologización contemporánea.
Es superviviente el trabajo artesanal fruto de admirables destrezas pueblerinas, regionales, tradicionales. Es una bella transformación de la materia por hábiles manos y métodos ancestrales que generan belleza de elegancia y gracia y de originalidad asombrosa.
La ociosa laboriosidad de muchos servidores públicos parece hacer lo mínimo y ganar lo máximo. Los autosalarios siempre en aumento se vuelven escandalosos frente al despojo de los mínimos, que nunca han sido verdaderamente familiares.
Sí hay trabajo auténtico y valioso. El del científico, del investigador, del involucrado en abrir brechas haciendo camino al andar o del catedrático o mentor elemental. Ellos enseñan a dar primeros pasos o abren horizontes a quienes quieren volar.
Es mercancía el trabajo. Tiene precio en el mercado. Se cotizan las aptitudes y las suficiencias. Hay astutas habilidades –fuera de normas– que sustituyen trabajo por triquiñuela y logran concentrar ingresos sin esfuerzos ni fatigas, con succiones tumorales, no orgánicas y son un cáncer dañino en la vida económica de la sociedad.
Pasó el ocioso Día del Trabajo. El trabajo genuino. Es acción humana que mejora al hombre, une al Creador y sirve a la comunidad cuando no es disfraz ni activismo vacío, sino transformación que ennoblece porque avanza, perfecciona y eleva la vida comunitaria y la justicia que lleva a la paz...