Un Clásico reducido a lo táctico
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El Clásico regio siempre está rodeado de presiones. Esta vez será Rayados el que llegará apurado por sumar y sin margen para distraerse. El triunfo es su única salvación. Lo de Tigres supone ser más llevadero y menos dramático.
De igual manera el nuevo Clásico llega en un momento determinante para los dos equipos y el sábado se podría confirmar el disímil destino que le espera a cada uno.
Tigres tiene todo en sus manos para asegurar la clasificación. Su objetivo sugiere ser más sencillo que el de Rayados. Sólo necesita no tambalear, saber aprovechar las urgencias del rival, pero sobre todo, tendrá que amoldarse mejor a las circunstancias de estos partidos.
Particularmente, los últimos Clásicos se han reducido a lo táctico, donde principalmente Tigres ha quedado atorado en las redes que le ha tendido Rayados y su error fue no moverse hacia ningún lado para zafarse del tedioso contexto. Tácticamente hablando no llegó muy lejos y fue arrastrado por un trámite que no le convenía.
Mohamed siempre le ha planteado a Ferretti juegos interesantes desde lo estratégico, quizás facilitado por lo previsible que suele ser Tigres.
Al menos en los últimos partidos, Mohamed le propuso a Tigres un desarrollo combativo, juegos discutidos y hasta feos, pero ha sido la única y efectiva fórmula que utilizó el técnico para buscar neutralizar a su adversario, primero, y tratar de sacar ventaja, después.
Es decir, a este Rayados le conviene suponer un trámite en el que, para hacer daño, necesitará evitar que Tigres sea. Y sabe que de lograrlo, tendrá más posibilidades de éxito. Caso contrario, estará sujeto las ventanas que se la abran si es que se lo permite el rival.
Tigres, en tanto, no tiene tantas opciones. Es consciente que ante un rival que trazará un partido cerrado y estará más pendiente del error ajeno, no puede ceder protagonismo ni pensar en que tendrá muchos espacios para canalizar sus intenciones.
Se sabe que la gran virtud de este Tigres de Ferretti es la avaricia futbolística porque no le gusta compartir nada: ni el balón, ni el dominio territorial ni el resultado.
Pero habrá que ver qué soluciones ofrece el equipo felino para defender su estilo frente a un adversario, seguramente, más interesado en destruir y obstaculizar que en proponer.
Al final de cuentas, Rayados y Tigres se desafiarán en un duelo que supone ser atractivo por el contexto, pero también por el entramado táctico. Ambos equipos están en fases diferentes, es cierto, pero un Clásico es capaz de nivelar todo, y más aún este, regado de futbolistas con capacidades de ejecución sobresalientes.
Monterrey está en un punto de quiebre y con la eliminación soplándole en la espalda. ¿El Clásico podría catapultarlo? No hay certezas. Su salud futbolística y productiva no es la mejor, y hoy sus ambiciones no coinciden con su campaña.
Quizás se haya visto más entero frente a Toluca, pero de igual manera los riesgos de Rayados en este partido son muy altos, casi al límite de la desesperación en esa lucha por evitar otro fracaso.
A Tigres, en cambio, su buena ubicación en las posiciones le otorga ciertos derechos, pero también obligaciones. Con todo y altibajos mantiene su vena competitiva y ha diversificado sus referencias ofensivas.
Aprovechar las circunstancias es un hábito inoxidable en el equipo de Ferretti, independientemente de cómo juegue. Y en tal sentido tiene la manera y la intuición de poder resolver todo en una ráfaga.
Sus garantías ya no sólo reposan en el talento de Gignac. Ha democratizado un poco más su futbol y quizás la grandeza de este Clásico, si lo sabe aprovechar, puede acelerar su crecimiento de cara a la Liguilla.