Versus
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Me resulta difícil creer el grado de descaro en que incurre el Gobierno de Nuevo León cuando tira la piedra y esconde la mano. Por un lado nos niega los papeles del ‘Cobijagate’ y por el otro se hace la víctima de su propia impotencia.
Las cosas han llegado a un absurdo que es francamente insultante. Uno de los empleados que figuraron como parte del escándalo del asunto de los cobertores se ha amparado para que la información —que es de todos nosotros— siga secuestrada mientras se resuelven los litigios pendientes.
Digan si no es un ridículo y una vergüenza colectiva para todos los neoleoneses que la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información esté ahora litigando contra el Gobierno de Nuevo León y contra un empleado del gobierno del estado para tratar de abrir la información que nunca debió cerrarse.
El Gobierno le echa la culpa a su empleado, al que debió correr desde el momento en que nos presumieron que la multa había ascendido a más de doscientos mil pesos por la transa con la cobijas.
O sea que ya se convirtió este litigio en un “Todos Versus Todos”. Nosotros los ciudadanos nos quedamos con un sentimiento de frustración profunda porque todos esos litigios los estamos pagando nosotros. Nos escondieron la información y ahora nos esconden lo que van a gastar en defendernos de ellos mismos. Es el colmo de los colmos.
Francamente yo ya me cansé de estar diciendo que en el modelo de transparencia de los vecinos americanos, todos los documentos son públicos, salvo contadas excepciones. Y últimamente ya ni los documentos de la CIA son secretos. Hay fugas de información por todas partes.
Aquí en cambio, no podemos ni siquiera obtener la información que nos pertenece. El expediente de las cobijas no es propiedad del Bronco ni de ningún otro funcionario. No es de la prohibida su divulgación. Las excusas bajo las cuales se está escondiendo son una bofetada y ameritaría la destitución de todos los servidores públicos que tengan contacto con este asunto y no presenten su inconformidad.
Yo sugerí cuando estuve metido en tratar de obtener transparencia gratuita o casi gratuita, como debe ser, que no entregar información pública a un ciudadano fuera un delito equiparable al peculado, es decir grave. La razón que invocaba es que cuando nos roban la información también nos están robando dinero, como sucede en el peculado.
Entonces estamos frente a un caso que lo llamaría peculado sobre peculado. La operación de las cobijas no fue un problema de sobreprecio, no. Fue una maniobra para producir efectivo, cash, circulante. No se trató de una comisión, sino de una simulación en la que las cobijas son totalmente inocentes. Las usaron para cajear la caja del Gobierno. Y no veo la indignación del Gobernador. ¿Por qué? me pregunto, ¿Por qué?
Cuando encima del desfalco tenemos ahora que financiar los litigios de la institución uno, contra la institución dos, contra la institución tres y luego acciones de amparos esto se vuelve ya un circo de tres pistas en donde nos invitan al circo con triple motivo: para robarnos la cartera mientras estamos sentados, el carro mientras está estacionado y la casa durante nuestra ausencia. Es el pleito perfecto es el robo perfecto.
Todo esto es el resultado de una mala ley. Mi iniciativa la tomaron en cuenta en dos que tres cosas. Pero lo que nunca quisieron admitir es que hay que tenerle miedo a las soluciones burocráticas. Mucho papeleo, malo el cuento.
Todo esto me hace persignarme ante el nuevo Sistema anti-corrupción. Cuando la gente no entiende y no quiere entender, no hay manera de convencerla. Ni modo. Ya vendrán muchos más juicios de todos versus todos, y todos estériles.