Se realizan 50 confesiones en cada misa de la Catedral de Santiago en Saltillo
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En medio del ruido citadino y una misa reproducida en bocinas, el atrio de la Catedral de Santiago paralelo a la calle Juárez acoge las confesiones de cientos de católicos que arriban al novenario para buscar el perdón de sus pecados.
Son alrededor de 50 feligreses por cada celebración litúrgica (suman 11), quienes confiesan sus faltas ante los sacerdotes; la mayoría adultos mayores.
Por las tardes trabajadores y jóvenes también se deciden a llevar a cabo este sacramento, quienes hacen uso de los pañuelos para limpiar sus lágrimas de arrepentimiento.
De acuerdo con el padre Plácido Castro Zamora, párroco de la Catedral, son las situaciones familiares las que más preocupan a los feligreses, por las que acuden a confesarse o pedir algún consejo evangélico para solucionarlas.
“Son situaciones de familia en su ambiente y entorno de violencia, pero no podemos dar a conocer situaciones concretas ante el sigilo sacramental que es la obligación de no manifestar jamás lo sabido por confesión sacramental”, comentó sin más detalles.
Señaló que algo detectado es la soledad espiritual de los feligreses con quienes oran y recomiendan acercarse aún más, o durante todo el año, a las actividades de la Iglesia para alimentar su espiritualidad.
“No significa que estén en abandono o que por la distancia con sus familiares se encuentren solos, sino que se encuentran en soledad con ellos mismos, con su alma”, expresó el párroco.
Son al menos 4 los sacerdotes que escuchan cada misa del novenario las confesiones de los feligreses en un tiempo de entre 5 y hasta 15 minutos, quienes invitaron a llevar a cabo el sacramento asegurando que es una de las acciones más íntimas y que rinde frutos en la espiritualidad.