Al día siguiente se presentó a decir su primer sermón. Subió al púlpito y pronto descubrió, sentado en la primera fila y mirándolo con expectantes ojos críticos, al sabidor del pueblo
Durante el día las moscas revolaban en su torno, tenaces, y con su bordoneo lo irritaban, y por las noches la música y los piquetes de los zancudos lo hacían desesperar
Un día, en flor de edad, don Luis sorprendió a todos con el anuncio de que iba a renunciar a la vida del mundo. Ingresaría en un convento de Guadalajara
Sin ánimo de contradecir a nadie −y menos a Alighieri− pienso que las acciones humanas tienen su raíz en la vanidad. ¡Cuántas cosas hacemos porque nos están viendo!
El acontecimiento tuvo lugar en un pequeño pueblo. A las señoras de la localidad les gustaba mucho jugar a la lotería, ésa de la dama, el catrín, las jaras, la chalupa...
Ordenó a su Primer Ministro que redactara un edicto secreto por el cual en adelante, para efecto de las encuestas, los aplausos serían considerados silbidos, y los silbidos contarían como aplausos